Solitude (Soledad)
Nunca hay alguien que te oiga pero si mucho que escribir…soledad.
Después de un largo entrenamiento, una de las cosas que más disfruto es regresarme en el camión. Y no es porque sea cómodo o mas rápido, en si no tiene ninguna ventaja con cualquier otro medio de transporte. Tampoco es más divertido que el entrenamiento, mucho menos más rico que un delicioso sueño. Comer para mí es fundamental, y el camión no le gana. De las cosas que he estado haciendo diariamente irme en camión lo disfruto porque me da una opción más de las cosas que hago en la vida. Cuando me voy en camión, me reúno con ella. Y es que desde que bajo del carro de mi amigo Leo noto su presencia.
Disfruto de estos momentos que me da la vida….
Al parecer nadie se da cuenta de su presencia más que yo, alguno que otro perdido. Y alrededor de un máximo de 40 personas están a mi alrededor, sino es que ninguna.
Todo empieza al bajar del carro de leo, después comienza a sentirse mientras me acerco a aquel puente de peatones, todo es tan silencioso, el ruido de los carros parece ser borrado por la oscuridad de la noche. Mientras voy caminando se acerca mas la calma, el bullicio desaparece, y camino un tramo hasta encontrarme con un puesto de comida, que sino fuera porque lo veo diría que ahí no estaba, pero de cierta manera es una de las cosas que me acompañan en mi camino, en el mismo lugar que estoy. Mientras sigo caminando cruzo un tramo que además tiene un vació inexplicable, es difícil imaginar que pudo haber pasado en ese lugar. Esta mas vació y oscuro que cualquier otro.
Mientras sigo caminando llego a aquella esquina, que muchos como yo se reúnen, cada uno parece estar en su propia frecuencia pero todos parecen saber la de cada uno. En ese momento nadie habla, a menos que sea un grupo de amigos despistados. Pero la mayoria de las veces la oscuridad es mas negra que la noche. Y mientras espero el tiempo pasa como cualquier otro momento, ya creo asimilarlo. De pronto camiones empiezan a pasar, el 81 o el 83, también el 93 que ahora es el 223. Suelo tomar el 81 o el 83.
Después subo. El chofer me cobra. Tarifa de estudiante. Checo los asientos. Voy al fondo. Me siento. Coloco la maleta a un lado. Y continúa el camión.
Cuando estoy sentado ahí llega un compañero mas, el silencio. Sentado ahí, el único huésped del silencio es el motor del camión que algunas veces simplemente no aparece. Sobre todo en la ruta 223. Callado, completamente silencioso. El silencio lo había notado importante cuando alguien hablaba y los demás estaban callados, o cuando yo hablaba, y así pero nunca había entendido la importancia del silencio hasta que un día escuchaba una canción y no era la canción lo importante, ya que la canción contenía una buena cantidad de instrumentos. La canción iba progresando hasta que de repente se callaba, ese dia entendí que muchas cosas y casi todas en esta vida producen ruido, pero ninguna se acercara al ruido que produce el silencio, es tan notorio.
En la mayoría de las esquinas el camión se va deteniendo, suben y bajan personas. Vamos desde el inicio de la avenida chapultepec hasta cruzar con ameritas, hasta vamos juntos. La avenida comienza muy oscura, hasta que el ortho del día se empieza a iluminar por las lámparas del sol. El ruido típico de tacos y tiendas en la avenida ambientan el exterior del camión. Luces de colores reflejándose sobre la lámina amarilla de la ruta 93. Personas comiendo que de repente voltean a ver el camión. Pero adentro solo tres o cuatro o ninguna persona viendo el camino delante de ellos. La luz interior del camión fallando, como si no quisiera estar ahí, como si no perteneciera al lugar. La lluvia de esa noche que había comenzado en algún momento cubría al camión, como lágrimas de una madre en su hijo, no permitía que cualquier cosa ajena al interior del camión lo alterara.
Mientras tanto las personas adentro no reflejaban físicamente lo que la noche en ese día había hecho.
Después comenzaba a haber más luz, el bullicio de una zona mas transitada comenzaba a verse. De pronto en el cruce de chapultepec con revolución la luz era mas intensa a veces calaba en los ojos. Subía gente, en ocasiones se subían los señores que venden gelatinas, pero a esas horas escaseaban, recuerdo que por las tardes en esa parada del lado derecho del camion en la banqueta hay un sinnumero de señores gelatinaderos, cacachuateros y aguadores, y alguno que otro puesto que vende cosas exoticas. Las casas con fachada de centro de una ciudad adornan el lugar poco pintoresco. Todos estos señores esperan a que llegue la camada de rutas y se empiezan a subir muchos intentando conseguir bajarse antes de que la luz del semáforo cambie a rojo para que puedan subirse a otro camion y no moverse de ese lugar, que parece ser su segundo hogar. Aun con la gente que suele estar en ese lugar, en esta ocasión se subieron dos señores, uno con un acordeón y otro con una guitarra. Nunca los habia visto antes. Ahí estaban como siempre se van casi entre el final y la mitad del pasillo. Se recargan en un asiento y comienzan. Y de pronto. PAVIDO NAVIDO. Esa canción de huapango tradicional nuevoleonés o de donde su origen sea o estilo. La luz y el folklore llegan a ese instante y perdura un rato, lo suficiente para que yo llegue a mi destino, la parada de gigante la pastora. La lluvia parecía estar calmada un poco mas que lloviznando. La gente que esperaba la ruta en aquel lugar solitario, toma el lugar que se suponía había dejado. Pero mi camino no habia sido hasta la parada, todavía hacia falta recorrer el camino a mi casa.
Después de la parada lo que hay que seguir es el puente peatonal. El puente cruza la avenida chapultepec y cae del lado de la acera de la colonia puesta del sol. Al cruzarlo Gigante queda a tus espaldas, oscuro, sin gente y con poca vida, la plaza queda atrás.
Al bajar del puente siguen unas escaleras para bajar de la avenida a una calle, que siempre tiene una perrita cerca de esas escaleras. La perra parece ser de los chavos rockerones pesados de la casa de enfrente de las escaleras. Al bajar las escaleras del sentido sur cambio el camino de la calle al norte, para poder seguir y pasar por el baldío que ahora cuenta con un letrero de “se vende terreno, con proyecto de construcción” o algo asi. Por ahí cruzo, esta muy oscuro y lleno de mucha hierba. Camino pensando en las muchas cosas que me da para pensar ese momento, la vida, la escuela, mis problemas existenciales acerca de aquella chica, y muchas cosas acerca de mi persona. Sigo caminando, paso por la calle de la estética y continuo hacia el parque. Llego al parque y de pronto todo se vuelve sombras, inclusive mi persona. La reflexiones siguen. Llego a mi casa. Abro la cadena. Aviso de mi llegada. Entro a mi cuarto. Saco a mi hermano. Y utilizo la computadora.
Silent jealousy, don't you leave me alone.
Después de todo el viaje pensé que había estado siempre ahí con una sola cosa, con la soledad, y el silencio me acompañaba de vez en cuando. Pero fuera o no la soledad, después de pensar, reflexionar y ver muchas cosas de mi vida que generalmente no hago, me di cuenta que logre tener una compañía durante todo el viaje…yo mismo.
3 Comments:
La soledad y el silencio no son tan malos como la gente nos hace creer. Generalmente las personas tienen miedo de estar solas... pero miedo, ¿por qué?... porque no quieren estar a solas consigo mismas... porque temen que en el silencio puedan escuchar la voz interna de su alma que les dice quiénes son realmente... porque no quieren conocerse.
Un amigo me dijo una vez que el silencio no existe, pues siempre habrá algo (por mínimo que sea) que cause un sonido, aunque no podamos escucharlo... por ejemplo, el latir del corazón, la sangre que corre por nuestras venas, el viento... y pues concuerdo en eso... no es posible llegar al silencio absoluto, sin embargo, (aquí entra mi término favorito de nuevo) creo que el silencio es relativo a cada persona... pues todos somos libres de decidir qué es silencio para nosotros... mientras que para alguien, silencio puede significar simplemente el no hablar, para alguien más puede ser interpretado como morir.
En fin... sé que no tiene mucho qué ver con lo que escribiste, pero me agrada el tema de la soledad y el silencio, pues son de mis cosas favoritas en la vida.
Saludos, Juan san, y nunca olvides que no estás solo.
11:17 PM
los hurones no hacen ruido...
y..
estar solo es no saber estar con uno mismo...
pero qué bueno que te autodescubres en un viaje del ruta 223... a mí me hicieron falta 6526km en diversos camiones y cosas peores para empezar a darme cuenta quién soy en realidad...
9:04 PM
jajaja no sobres deibid, no necesitan pasar 6526 km para saber quien eres, tampoco que te pasen cosas peores.
Solo se necesita saberlo pasar.
Dyu chan:
yo creo que no hay silencio absoluto, quiza cuando mueres, pero que tal cuando te quedes sordo. estando sordo, y me refiero a no oir nada y a el estado fisiologico donde se haya daniado algo que no sea el timpano.no creo que oigas el latir de tu corazon ni nada. ni venas ni viento. lo unico que te queda es oirte a ti mismo. a mi me encanta el tema por eso lo puse =) a veces me encanta estar solo.
10:35 PM
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